El Estudio de Narrativas de Futuros que realizamos con Sensata, Iris, y el Instituto Toriba en 2024 reveló una narrativa fuertemente arraigada en América Latina 👉🏽 El 79% de las personas encuestadas considera que para el futuro de sus países sería mejor que la gente tenga menos hijos.
Si bien esto es una victoria del movimiento ambientalista y del feminismo latinoamericano, el estudio muestra que viene de la mano con una narrativa preocupante. Las razones por las cuales se ha posicionado la idea de que a nuestros países les conviene una menor tasa de natalidad, o que la sobrepoblación es un riesgo que debemos evitar a toda costa, tiene origen en un contexto de escasez económica, lejos de todo activismo ambiental, o responsabilidad global con el planeta. La escucha digital realizada por Las Lupas en el marco del estudio confirmó algunas de las verdaderas preocupaciones de las personas frente a la natalidad. Por una parte, reveló la existencia de un vínculo narrativo entre natalidad y pobreza en las propias palabras de la gente:
“Menos hijos, sobre todo la clase pobre ellos se reproducen como ratones y esto trae muchas consecuencias indeseables”.
“Menos [hijos], por eso existe mucha pobreza, la gente que tiene más [pobreza] es la que cría delincuentes porque no les pueden dar estudios”.
Lo más sorprendente de este resultado tan mayoritario es que dista de las proyecciones poblacionales realizadas por los organismos de Naciones Unidas, particularmente CEPAL, según las cuales se espera que en el año 2100 el porcentaje de la población mayor de 60 años en América Latina sea más alto que en Asia, América del Norte, Oceanía y África, debido a los bajos niveles de natalidad (CEPAL 2022). En otras palabras, la evidencia sugiere que la desaceleración del crecimiento poblacional en América Latina es mayor que en otros continentes.
Estos datos deberían importarle al feminismo porque a partir de ellos se están originando amenazas narrativas para los derechos y la autonomía reproductiva de las mujeres. Así como en el norte global toman fuerza las narrativas pronatalistas, que promueven ideologías orientadas a maximizar la tasa de fecundidad de las mujeres blancas como una manera de “salvar el mundo”, en América latina ya se empiezan a visibilizar los ecos de estas voces. Además, estos discursos no son casos aislados e irrelevantes, sino que están ganando creciente visibilidad por ser encarnados por figuras altamente influyentes como Elon Musk, quien ya ha aportado doce (12) hijos a la población mundial, y quien es un claro aliado de grupos de ultraderecha en todo el mundo, incluyendo nuestra región. También recientemente en Rusia se presentó un proyecto de ley para multar a quienes promuevan la elección de no tener hijos. Los datos de la encuesta prospectiva evidenciaron que esta narrativa de crisis de despoblación ya está haciendo mella en las juventudes Latinoamericanas, especialmente en Brasil, donde el 33.7% de personas menores de 35 años perciben que lo mejor para el futuro sería aumentar los nacimientos, 12 puntos porcentuales por encima del promedio regional (21%).
Sin lugar a dudas, los cambios poblacionales que se proyectan para la región conllevarán complejos desafíos de política pública en diversos niveles: presión a los sistemas de salud y seguridad social, demanda de sistemas de cuidado para personas mayores, fuerza laboral reducida, disminución de las redes de apoyo familiares, entre otros. Ante estos desafíos, surge el riesgo de que las ideologías pronatalistas se afiancen en la región culpando a los avances en los derechos sexuales y reproductivos por la despoblación.
La escucha digital arrojó algunas pistas que evidencian este tipo de asociaciones:
“Hay tantas maneras de planificar la familia que si se llevan bien indicadas se puede tener la cantidad de hijos que PODAMOS criar . Con eso se bota la guerra que hace el Sr. GEORG SOROS a qué se casen personas de el mismo sexo para evitar la explosión demográfica y se admita el ABORTO ”.
"Por eso lo quieren abortar y lo que ya están en el mundo los quieren afeminar y de esa forma controlaría estúpidamente los nacimientos ahora los tratan de adoctrinar con ideologías estúpidas".
La encuesta también aportó evidencia acerca de la influencia de estas narrativas en la juventud de la región con una pregunta realizada a aquellas personas a favor de aumentar los nacimientos: ¿Cuál sería una medida más efectiva para aumentar los nacimientos en tu país? La principal solución para aumentar los nacimientos es de naturaleza laboral, garantizando salarios que permitan a jóvenes fundar una familia, seleccionada por el 69% de personas en el área hispanohablante y por el 54% de personas encuestadas en Brasil. Del mismo modo, la escucha digital mostró una mayor conciencia de las personas acerca de su responsabilidad de planificar según su capacidad económica, siendo la razón más frecuentemente mencionada para no tener hijos.
“Yo que tuve 3 hijos pienso deben ser menos para poder darles una mejor calidad de vida”
"Menos hijos!! Una mejor calidad de vida..."
“Menos hijo porque los tiempos están peores que cuesta la libra de tomate ahora”
“Cada pareja debe de planificar cuanto hijos pueden o deben tener los tiempos cada día son más difíciles y tener familia es una responsabilidad de dos vivienda educación manutención tiempo muchas cosas que se deben fácil”
Sin embargo, el grupo de personas menores de 35 fue el que con mayor frecuencia (14,2%) respondió Prohibir los anticonceptivos y el aborto, más del doble que en el grupo de personas mayores de 55 años (6,7%). Particularmente en Brasil, este porcentaje asciende a 22% en el grupo de personas menores de 35 años.
Estos resultados confirman que, en nuestra región, las condiciones salariales y la inestabilidad económica son las principales barreras para que quienes desean tener hijos o una familia numerosa puedan hacerlo. Sin embargo, resulta fácil para los discursos de ultraderecha atribuir la causa de la baja natalidad a los avances en los derechos sexuales y reproductivos, como la educación sexual, el derecho al aborto, el derecho a la autodeterminación sexual, entre otros. Así surge una oportunidad histórica de unir esfuerzos entre movimientos feministas, ambientalistas y de justicia social para fortalecer la demanda de trabajos dignos y condiciones laborales dignas, que permitan a las personas jóvenes construir familias.
En otras palabras, los resultados de este estudio sugieren que los movimientos de derechos humanos enfrentan el desafío futuro de defender la autonomía reproductiva de las mujeres, no únicamente a través de la lucha por el derecho al aborto, sino también a través del apoyo a las maternidades deseadas.