Investigación de audiencias para activistas

Promoción de espiritualidades alternativas

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October 15, 2024
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La importancia de Dios en la vida de las personas en América Latina fue uno de los principales hallazgos del estudio de Audiencias en la región, realizado por Puentes y Sensata en 2020. Si bien es evidente que la religión ha jugado un papel fundamental en la consolidación de la cultura y las instituciones en Latinoamérica, la capacidad de comprender y actuar estratégicamente frente a este pilar de valores puede ser determinante en el avance de los derechos humanos. 

Aunque hoy en día la mayoría de la población reporta no ser practicante de su religión, o asistir sólo esporádicamente a servicios religiosos, la importancia de Dios continúa siendo mayoritaria. Por esa razón es urgente imaginar, promover y visibilizar espiritualidades alternativas: otras formas de ser creyente que abran posibilidades distintas a la versión homogeneizadora de las religiones mayoritarias en la región. Aunque el auge de religiones, sectas y nuevos movimientos religiosos ha sido notable en el continente, América Latina continúa siendo una región culturalmente católica.

Así pues, la promoción de espiritualidades alternativas debería priorizar dos aspectos:

(1) por una parte reconocer y defender la legitimidad de todo tipo de creencias o incluso religiones, que con frecuencia responden a intereses de globalización cultural, en defensa precisamente del derecho a la libertad de cultos. Esto incluye la legitimación del protestantismo, que ya constituye la segunda religión de la región, al pasar de 6400 personas aproximadamente en 1900 a más de 30 millones de feligreses al terminar el siglo (Ramirez, 2002). 

(2) Por otra parte, y tal vez con mayor relevancia para el objetivo de convocar a las audiencias flexibles, es necesario visibilizar formas alternativas de ser católico o de ser cristiano. Para ello es necesario que los activistas de derechos humanos superen la dicotomía que con frecuencia se establece entre los derechos humanos y el cristianismo, y abran el espacio para que la voz de creyentes que apoyan causas de derechos humanos se escuche. 

Una estrategia de cambio cultural orientada a la promoción de espiritualidades alternativas podría empezar por un trabajo al interior de los círculos de activismo de los derechos humanos para crear conciencia sobre la necesidad de defender el derecho a la libertad de cultos en la misma medida que otros derechos fundamentales y promover la expectativa de construir una cultura de apoyo a los derechos humanos propia de la región, particularmente distinta de la versión europea u occidental.

Con frecuencia simpatizantes de las causas progresistas ridiculizan la religión, la religiosidad o la misma idea de Dios, como una postura irracional o correspondiente a personas sin educación. Estas actitudes cierran la posibilidad de tejer puentes con estas audiencias.

Si bien los fundamentalistas religiosos y aquellos que instrumentalizan la religión continuarán atacando tanto a personas defensoras de derechos humanos como a sus causas, es un error estratégico antagonizar con los creyentes en general porque, con base en los resultados del estudio, sabemos que las personas de las audiencias flexibles en su mayoría no son practicantes, ni defienden posturas anti-derechos. Tampoco son personas que conozcan profundamente la doctrina de su religión, sino que abordan la religión más por valoración de la tradición que por compromiso o pertenencia a una institución.

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